Como si fuera una perla en el océano, existen pocos lugares en Santiago, como la peluquería de Gastón Rivas Mora. Un lugar de tradición con más de 5 décadas. Ubicado en el barrio Matta Sur, exactamente en la esquina de Victoria con Sierra Bella.
Este lugar hoy declarado zona típica, es donde se alberga el negocio de don Gastón quien con sus 85 años, ha sabido soportar los vaivenes de la modernidad y las nuevas tecnologías que se apoderan de cada espacio.
Aquí sembró y cosechó los frutos de su esfuerzo, que le permitieron cumplir sus metas, tanto en lo profesional como en lo familiar. Ya que pudo hacer profesionales a sus hijos y llevar una vida tranquila al lado de su esposa.
Este caballero amable, de gran sonrisa y buena disposición, nació en Bulnes al sur de Santiago el 1 de agosto de 1932. Hoy viudo. Tiene 3 hijos, se casó a los 30 años con su gran amor “Margarita”. Viene de una familia de 7 hermanos, hijo de don José Rivas y doña María Mora. En su niñez, pasó muchas necesidades, pero nunca le faltó el cariño de sus padres, es más, él era el regalón de su papá.
Hijo predilecto
Terminó sólo la Básica, ya que en su pueblo no había Liceo. Recuerda que en un invierno se le terminaron los zapatos y el padre dio la orden de que su hermana le diera los zapatos a él para que pudiera ir al colegio, quedándose la hermana en casa. Siempre se sintió muy privilegiado, por ser el mayor quizá. A pesar de lo modesto de su hogar, tenía un dormitorio solo para él. Entre otras cosas que lo hacían sentirse privilegiado.
Su llegada a la Capital
La vida en el Sur estaba muy difícil, no había trabajo. Primero salió a probar suerte a Concepción pero le fue mal. Luego, al volver a su pueblo de crianza, Renaico, se le presentó la opción de ir al campo, pero su destino finalmente sería la capital.
Con 17 años aproximadamente, después de un viaje agotador, de más de 12 horas en tren. Llegó a Santiago el 12 de octubre de 1949.
Sólo bastaron 5 días para encontrar su primer trabajo en este barrio patrimonial como ayudante en un almacén. Aquí se destacó porque era muy bueno con los números y a pesar de ser un “huasito del Sur” no se dejaba de nadie y tenía una personalidad bien definida.
Recuerda que este barrio en ese tiempo vivían personajes como la familia de Valentín Trujillo, su mamá era profesora de la Escuela Nº 36 de niñas, “República de Bolivia” en la conoció ya que la mamá de su jefe también era profesora del mismo colegio. Más adelante lo tendrá de cliente a Fernando Trujillo, en esos tiempos famoso cantante de rancheras.
Aquellos personajes un poco más pudientes no venían al almacén a comprar sino que hacían sus pedidos por teléfono.
De aquí hasta que se hizo peluquero, hizo el servicio militar, pasó por varios trabajos: fue cartero, ayudante en el Hospital Salvador entre otros.